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Matices

martes, 17 de julio de 2007



Otra de mis muertes se acerca. Lenta y agazapada, pero segura de llegar a destino, camina directo a mi encuentro. El sol vuelve a brillar detrás mío y la noche llena mis ojos, mientras las sombras del pasado oscurecen mi camino.

No hay delante un lugar seguro, ni detrás un retorno tranquilo. No vale girar, el camino está decidido. Solo queda andar, esperando en el camino, que otra gente me encuentre... solitario o perdido.

Ellos andan su camino, y el sol a algunos ilumina. A otros oscurece, y para otros ni brilla. Algunos andarán conmigo. Otros en contra mío. Pero el sol quizás confunda, con sus matices y sus giros, quien anda a la par conmigo, y quien obstruye mi camino.

Quizá eso quiera de mi el destino, que descubra al amigo. Complicada empresa me toca a mí, que la sombra va conmigo. Del andar del buscador sólo la idea queda, pues ya este camino creo haberlo recorrido. Ya sé donde termina, pero no puedo ocultar el deseo de evitar el recorrido.

Mi muerte está más cerca, pero todavía no me ha visto. Ese día esta pronto a llegar, y sabiéndolo, más rapido camino. No le escapo al destino, sino al hastío del olvido. El de la gris conciencia de no conocerse ni a sí mismo. De saberse barro, pero creerse olivo.

Sigamos andando entonces, que quizás el mismo camino, sea quien con sus giros, muestre la verdad del sol y sus brillos. Llene de luz al amigo, y de sombras al maldito. Pero cuidado! Recuerda amigo mío, que quien hoy parece brillar, ayer estuvo escondido; y quien hoy en sombras se oculta, ayer, fue tu amigo...